La mala no es
A la sombra del breve voladizo del tejado y la buganvilla alta y tupida, las páginas de la novela, frescas y alegres, van pasando casi sin darme cuenta y la joven costurera china me va enamorando al tiempo que Luo y su fiel amigo cautivan a sus oyentes con las historias prohibidas.
Ya se acerca el mediodía pero hace poco que el sol ha conseguido encaramarse a lo alto del risco. Un abejorro va pasando entre las flores y las hojas que me sirven de toldo, imponiendo su zumbido sobre la música suave que me acompaña y me mece.
De vez en cuando dos o tres caminantes me hacen levantar la vista, atraído por su cháchara animada al pasar por el camino, más allá del jardín de grava negra dominado por las tres palmeras donde anida el gavilán.
Más cerca, casi los podría tocar, las lagartijas de colores y los lagartos negros corretean entre las plantas extrañas del macetero y de vez en cuando se arriesgan a bajar al suelo, caliente ya por el sol y salpicado por algunas migas del desayuno, casi olvidado ya. Olfatean, vigilantes siempre, se acercan, recogen su trofeo y desaparecen al menor movimiento de mi pie. Una lagartija que tiene dos colas se ríe, huidiza, del gran lagarto negro que parece mirar con autoridad a todos los demás.
Creo que Gerald Durrell también habría sido feliz aquí.
El pajarito diminuto lo mira todo desde la rama de ese rosal, sin decir nada. Yo lo miro, él me mira y sólo cuando me guiñas el ojo me doy cuenta de que eres tú, que no has querido perderte esta preciosa mañana.
Ya se acerca el mediodía pero hace poco que el sol ha conseguido encaramarse a lo alto del risco. Un abejorro va pasando entre las flores y las hojas que me sirven de toldo, imponiendo su zumbido sobre la música suave que me acompaña y me mece.
De vez en cuando dos o tres caminantes me hacen levantar la vista, atraído por su cháchara animada al pasar por el camino, más allá del jardín de grava negra dominado por las tres palmeras donde anida el gavilán.
Más cerca, casi los podría tocar, las lagartijas de colores y los lagartos negros corretean entre las plantas extrañas del macetero y de vez en cuando se arriesgan a bajar al suelo, caliente ya por el sol y salpicado por algunas migas del desayuno, casi olvidado ya. Olfatean, vigilantes siempre, se acercan, recogen su trofeo y desaparecen al menor movimiento de mi pie. Una lagartija que tiene dos colas se ríe, huidiza, del gran lagarto negro que parece mirar con autoridad a todos los demás.
Creo que Gerald Durrell también habría sido feliz aquí.
El pajarito diminuto lo mira todo desde la rama de ese rosal, sin decir nada. Yo lo miro, él me mira y sólo cuando me guiñas el ojo me doy cuenta de que eres tú, que no has querido perderte esta preciosa mañana.
Canción para hoy: Por la mañana - La Buena Vida
4 Comments:
Nuevamente en chile, a ver si me pongo al día! De momento, mis saludos!
By Angel y Demonio, at 22/8/06 21:32
a seguir saltando...
By ashestoashes, at 23/8/06 00:29
oye, y qué bonito, sin más...
No sabía que habías vuelto de vacaciones, feliz regreso.
By Eva, at 23/8/06 12:18
En el libro que estoy leyendo en estos momentos, el protagonista se da cuenta de que todavía tiene fuerzas de seguir viviendo cuando, repentinamente algo le produce una sonrisa, y francamente, motivos no le faltan para perder toda ilusión de enfrentarse a la vida.
Todo se ve distinto por la mañana. Me alegro que no sea la mala ;)
By 3'14, at 26/8/06 00:51
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