Mi paseo
Siempre que salgo a dar una vuelta por los alrededores me pasa igual. Esta es una zona de Madrid poco afortunada, en general, tiene una imagen más bien pobretona, y se ha abusado mucho en todos los sentidos. Aún así quedan espacios protegidos y es en esos sitios donde suelo dar mis escasos paseos. El de ayer no lo conocía, se trata del tramo final del río Manzanares, los últimos tres o cuatro kilómetros antes de encontrarse con el Jarama, donde vacía sus aguas, ya "limpias" tras pasar por varias depuradoras, en el término municipal de Rivas-Vaciamadrid. En contra de lo que pensaba, por aquí el río ya no apesta sino huele. Lo que vi y sentí ayer no puedo describirlo aunque si tuviera que utilizar una palabra, esta sería PAZ.
Yo de bichos no entiendo nada. Lo único que reconozco por aquí son las cigüeñas, los milanos y los conejos (que confundo habitualmente con las liebres). Era impresionante andar por allí, solo, con ese sonido ambiente, a cada paso se iban cruzando conejos por el camino, cada vez que me asomaba al río se oía un ruido de alas emprendiendo el vuelo, yo creo que la mayoría eran ánades reales, pero ya te digo que no tengo ni idea. A lo lejos se veía una pequeña colonia de milanos cazando por encima del río, haciendo unos picados velocísimos. Las cigüeñas con su trajín de un lado para otro acarreando ramas y otras cosas para remendar sus nidos, los nidos que ya están permanentemente ocupados, por turnos, empollando esos huevos que deben estar a punto de romperse.
La variedad de árboles y plantas también es muchísima. Álamos, sauces, chopos, plátanos, incluso alguno de los últimos olmos que se pueden ver por estas tierras. Cañas, carrizo, juncos, retama, cardos, thapsias, ortigas, amapolas, y cientos de florecillas de nombre desconocido para mí hacen un verdadero espectáculo de la naturaleza.
Pero lo más llamativo era el sonido; los gorriones, golondrinas, las palomas, el cuco, las urracas, las moscas, los grillos, las abejas y miles de sonidos más que no reconozco pero que me hacían parar a cada momento a escuchar y disfrutar. No hice muchas fotos porque cuando los sentidos se llenan de la forma que se me llenaron ayer es imposible concentrarse en algo diferente. De todas formas me alegro de haber sido capaz de hacer unas cuantas fotos y, sobre todo, de haber podido grabar esta banda sonora maravillosa. Algo así hay que vivirlo, pero si además lo puedes guardar para siempre en algún soporte más duradero que mi memoria (tan frágil)… qué más puedo decir. Que me encanta también compartirlo.
Yo de bichos no entiendo nada. Lo único que reconozco por aquí son las cigüeñas, los milanos y los conejos (que confundo habitualmente con las liebres). Era impresionante andar por allí, solo, con ese sonido ambiente, a cada paso se iban cruzando conejos por el camino, cada vez que me asomaba al río se oía un ruido de alas emprendiendo el vuelo, yo creo que la mayoría eran ánades reales, pero ya te digo que no tengo ni idea. A lo lejos se veía una pequeña colonia de milanos cazando por encima del río, haciendo unos picados velocísimos. Las cigüeñas con su trajín de un lado para otro acarreando ramas y otras cosas para remendar sus nidos, los nidos que ya están permanentemente ocupados, por turnos, empollando esos huevos que deben estar a punto de romperse.
La variedad de árboles y plantas también es muchísima. Álamos, sauces, chopos, plátanos, incluso alguno de los últimos olmos que se pueden ver por estas tierras. Cañas, carrizo, juncos, retama, cardos, thapsias, ortigas, amapolas, y cientos de florecillas de nombre desconocido para mí hacen un verdadero espectáculo de la naturaleza.
Pero lo más llamativo era el sonido; los gorriones, golondrinas, las palomas, el cuco, las urracas, las moscas, los grillos, las abejas y miles de sonidos más que no reconozco pero que me hacían parar a cada momento a escuchar y disfrutar. No hice muchas fotos porque cuando los sentidos se llenan de la forma que se me llenaron ayer es imposible concentrarse en algo diferente. De todas formas me alegro de haber sido capaz de hacer unas cuantas fotos y, sobre todo, de haber podido grabar esta banda sonora maravillosa. Algo así hay que vivirlo, pero si además lo puedes guardar para siempre en algún soporte más duradero que mi memoria (tan frágil)… qué más puedo decir. Que me encanta también compartirlo.
PD: Por primera vez en la vida de este blog, hoy no hay canción, pero ¿quién necesita hoy una canción? Yo no.