Mi ombligo
Siempre nos saludamos pero nunca habíamos hablado. El otro día, cuando coincidimos en aquel bar del barrio donde tanto íbamos antes, no tuvimos más remedio que ponernos a hablar. Apenas me reconocí. Al verme de cerca me di cuenta de que tenía más pelo que yo, estaba más flaco y me noté algo triste en la mirada. Cuando nos encontramos estaba tarareando esta canción, en la que ya no me reconocí.
