Calor de hogar.

Los días eran cada vez más cortos y ese sábado la noche había acudido rápido a su cita. Le sorprendió tomando un café en la terraza del Gijón. La charla se había ido diluyendo en el aire tibio de esa tarde otoñal y con la caída del sol se había ido enfriando hasta que llegó el momento de la despedida. Llegó a casa casi destemplado y sin muchas ganas de nada. Como no entraba en calor decidió encender la chimenea y puso la radio para hacer un poco de bulto y no sentirse solo.

Abrió el libro por la página que lo había dejado la noche antes. Estaba con él desde hacía diez días pero desde antesdeayer no se lo quitaba de la cabeza. El fuego quemaba el relato corto justo un rato antes de arder el celuloide que lo contenía. Las imágenes ardían en su cabeza y apartó por un momento los ojos del papel para mirar la chimenea. Como siempre le pasa, el fuego atrapó su mirada y dejó volar la imaginación. A través de esas llamas pudo ver la arboleda alrededor de la vieja casa allá en Tierra del Sueño. Nítidamente llegó a ver a Frieda desenrollando la película con esfuerzo antes de arrojarla a las llamas destructoras. Y a Alma, sin poder sujetar las lágrimas de rabia por no poder evitarlo.

Perdió la noción del tiempo, quizá se durmió, quizá sólo soñó que se dormía. Cuando volvió a ver o a ser consciente de lo que veía, apenas unas brasas calentaban el hogar y en la radio sonaba la vieja canción de J.D. Siguió así, sin moverse, acurrucado delante de las brasas. El libro entre las piernas y nada más que hacer que sentir el calor. Calor de hogar.

Canción para hoy: You're only lonely - J.D. Souther