Cuando las canciones hablan de ti

25.12.06

Me acuerdo

Está escrito en la cara oculta de mis ojos. Sólo cuando los cierro muy fuerte consigo verlo. Veo las letras y no logro entenderlo. Está todo escrito en un idioma que ya no entiendo. Me resulta familiar. Creo que algún día lo entendía, pero quizá no.

Voy caminando por esa acera. A mi alrededor cientos de edificios grandes, antiguos, bien conservados. No hay gente. Ni falta que hace. Hace días que no llueve. Al pasar junto a esa baldosa suelta no puedo evitar pisarla. Tampoco ese líquido helado y mugriento que me salpica. Me enfado. Alguien se asoma a una ventana, sonríe. Sonrío. Miro hacia arriba sin detenerme y veo el sol y unas nubes de algodón. Me vuelvo hacia la ventana y ya no hay nadie pero la sonrisa sigue allí.


"Todo está iluminado con la luz del pasado"

Canción para hoy: Ya no me acuerdo - Estopa

22.12.06

Litos

Aquel verano había sido largo pero todavía no le tocaba acabar. Todos éramos nuevos en el barrio. Nos sentíamos casi intrusos allí. Como forasteros recién llegados al pueblo. En aquellos tiempos el barrio era todavía un pueblo. No le quedaba mucho tiempo pero él no lo sabía, aunque sus gentes ya se lo temían. Por la calle pasaba algún coche de vez en cuando. No había autobuses todavía, ni parquímetros, ni aparcamiento subterráneo. Había algunos coches aparcados en la acera y enfrente, junto a las tapias del picadero, aparcaban los camiones de pescado y los de las mudanzas. Por detrás de nuestra casa blanca y relucientemente nueva, se esparcían las últimas casitas bajas, blancas de cal, como sacadas de algún pueblo de La Mancha. Todavía se podía comprar la leche en las últimas vaquerías que daban nombre a la calle. Todavía estaba en pie la taberna-tienda de Fidel donde íbamos a coger las chapas de Mahon y los chapines de Cinzano. Enfrente, junto a la estación transformadora de Hidroeléctrica vivía el Pituso en su furgoneta, todavía le quedaban unos años de vida antes de que la presión del nuevo urbanismo y una cerilla malintencionada acabaran de golpe con ella.
Nosotros nos acabábamos de conocer y apenas empezábamos a ser una pandilla. Nada más abrir un ojo por las mañanas nos lanzábamos a la calle con los patines de correas y los días pasaban descubriéndonos un mundo nuevo tan distinto de lo que conocíamos…
Uno de esas primeras tardes de septiembre fue cuando apareció Carlos con su cuerpo larguirucho y desgarbado. Estábamos trasteando entre los escombros cuando se acercó. No nos conocíamos de nada pero con gran naturalidad nos propuso un juego que en seguida aceptamos. Él se haría un refugio con ladrillos y tablones y se escondería allí mientras nosotros lo apedreábamos hasta acabar con él. Cuando todo terminó, se convirtió para siempre en Litos y se hizo un hueco entre nosotros.
Todavía recuerdo la sonrisa que se dibujó en mi cara cuando pocos días después, al entrar en clase el primer día de colegio, mi nuevo colegio, lo vi allí, en las últimas filas, pasando como siempre desapercibido para los demás. Desde ese día se convirtió en mi mejor amigo.
Ya hace muchos años que no lo veo. Demasiados.

Canción para hoy: Me he subido a un árbol - Los Flechazos

13.12.06

No tan oscuro

Al final siempre se hace la luz
no hay misterio
a la noche le sigue el día
a la borrasca, el anticiclón
al invierno, la primavera
y a mis ojos, los tuyos


Canción para hoy: Shine on me - Dover

12.12.06

¡Larga muerte al general!

No sé qué me da mas asco si el cadáver repugnante e inmaculado del general cubierto por su guerrera, su sable y su bandera o esa jauria vociferante de seguidores que acuden a llorar al tirano.

Qué clase de mierda pueden tener en la cabeza. Qué clase de gente son.

Esas manos arrugadas que en otro tiempo estrangularon a un país ya no firmarán más sentencias de muerte, ya no robarán más vidas inocentes.

Ese aliento pestilente de la muerte que lo acompañó durante su vida que ya no saldrá más de esa boca para acabar con la de otros.

Porque, estando tan lejos, no puedo contener las lágrimas al ver las imágenes de esa tiranía, al oír los testimonios de la impotencia de las víctimas, me es imposible imaginar el dolor que causó. Me es imposible comprender a quienes aún lo veneran y lo lloran.

¡Larga muerte al general!

No sé si esto es ira, no sé si esto es rabia, sólo sé que no es nada bueno. Así que no me lo quedo y ¡que otro cerdo se coma esta mierda!



Canción para hoy: Yo pisaré las calles nuevamente - Pablo Milanés

4.12.06

Un domingo cualquiera

Un ruido leve y familiar me saca de un sueño profundo y agradable que inmediatamente olvido.
- Javi, ¿qué haces?. - Digo sin abrir los ojos.
- Nada, sólo iba a mirar qué hora era...
- ¿Y qué hora es?
- Las ocho y media.
- Anda ven aquí que te vas a quedar helado.
- ¡Bien! ¡Espera que voy a por Tomás (el cachorro de león) y el hipo!
De repente ya somos cuatro en la cama. Javi empieza a jugar y el león y el hipopótamo suben y bajan de mi espalda como si fuera el serengueti. Al poco rato Alberto, Lucas (la osita de trapo) y el perro de orejas grandes se unen y la gran sabana se convierte en un enorme barco.

Viajamos por los siete mares, hacemos escala en Zanzibar, comerciando con los nativos compramos especias y joyas a cambio de caramelos y lapiceros. Un terrible monstruo marino de tentáculos gigantescos está a punto de hundirnos al atravesar el trópico de capricornio pero Javi le aplica rápidamente una llave de judo muy eficaz.

Hacemos escala en Marruecos donde conseguimos un gran cargamento de caramelos de Jengibre por tan sólo la mitad de lo que nos pedían. Hacemos escala en las grandes playas de Cádiz donde nos acercamos tras recoger un grupo de naúfragos en aguas del estrecho, de aquí no nos llevamos nada salvo unos sacos de gratitud. Una patrullera de la Guardia Civil nos persigue por ello pero la despistamos al pasar por Madeira gracias a una hábil maniobra de Alberto y las triquiñuelas de Pinocho.

Hacemos escala en Cuba donde intentamos comprar café y azúcar, aunque no les queda de nada y sólo cargamos miles de sonrisas en la bodega a cambio tan solo de un beso y una flor. Un enorme tifón nos rompe la vela mayor y nos lleva hasta el triángulo de las Bermudas donde desaparecemos misteriosamente... entre una gran marea de besos oigo a lo lejos:

- Papá ¿estás dormido?
A duras penas asomo mi nariz entre una montaña de peluches y almohadas...
- No, ¡claro que no!

Canción para hoy: Save your kisses for me - Brotherhood of man